Régimen Simple: ¿un régimen fallido o una reforma mal orientada?
El 10 de septiembre del presente año, el Gobierno Nacional radicó un proyecto de reforma tributaria que propone eliminar el Régimen Simple de Tributación. Vale recordar que el objetivo principal de dicho régimen fue incentivar la creación de micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) y promover la formalización de sectores que históricamente han tenido bajos niveles de cumplimiento tributario.
Este régimen entró en vigor el 1° de enero de 2020 y unifica varios impuestos, incluyendo el impuesto sobre la renta, el impuesto al consumo y el impuesto de industria y comercio. Bajo el mismo, los contribuyentes tributan sobre el ingreso bruto del periodo a una tarifa que varía entre el 1,2 % y el 14,5 %, dependiendo de los ingresos y la actividad económica, la cual resulta sustancialmente inferior a la que rige para los demás contribuyentes que tributan al 35 % siendo personas jurídicas, y hasta el 39 % en personas naturales.
Y, aunque la intención inicial del régimen era lograr una mayor formalización, lo cierto es que el Régimen Simple ha alcanzado un recaudo superior en sectores que anteriormente no cumplían con sus obligaciones fiscales debido a la alta carga tributaria del régimen ordinario. Esto es especialmente cierto en el caso de varios comerciantes y profesionales liberales, quienes no cuentan con los suficientes costos y gastos en sus actividades productivas para que el régimen ordinario sea lo suficientemente atractivo para formalizarse.
Ahora bien, frente al proyecto de reforma tributaria que se encuentra en curso de aprobación, es importante resaltar que también plantea una reducción en la tarifa del impuesto sobre la renta para las mipymes. Sin embargo, esta reducción es mínima en comparación con los beneficios que ofrece el actual Régimen Simple, lo que pone en duda si el régimen propuesto para estas empresas será suficientemente efectivo para fomentar su formalización.
Cabe destacar que, en los últimos 20 años, Colombia ha experimentado 12 reformas tributarias, lo cual refleja una falta de planificación tributaria y genera un alto grado de incertidumbre jurídica para los contribuyentes, especialmente para aquellos que desean formalizarse. Esto se debe a que, con frecuencia, se crea un beneficio fiscal para la formalización en un periodo determinado, pero se elimina poco después.
El Gobierno justifica la eliminación del Régimen Simple con el argumento de que esta medida busca reducir la elusión fiscal. No obstante, esta postura podría leerse como una debilidad en los controles fiscales y en la capacidad del Estado para fiscalizar adecuadamente a los contribuyentes, por ejemplo, implementando la olvidada cláusula antiabuso, que fue creada específicamente para evitar la extralimitación en materia tributaria.
Eliminar figuras tributarias que han demostrado ser útiles no debería ser la solución si surgen defectos en su implementación. En su lugar, deberían implementarse estrategias para mejorarlas y perfeccionarlas, de modo que el sistema tributario ofrezca mayor certeza y seguridad jurídica, lo que, a su vez, fomentaría el crecimiento económico y la formalización empresarial en Colombia.
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