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Importancia de una adecuada gestión del recurso hídrico

Por Natalia Núñez
19 de enero de 2021 | Publicado en Portafolio.

En la actualidad, la agricultura es el sector que mayor demanda de agua genera para el desarrollo de sus actividades productivas. Según la Organización de Naciones Unidas (ONU) y el Banco Mundial, el 70% del agua dulce que se extrae en el planeta es destinada al riego de cultivos y actividades ganaderas.

En Colombia, estas actividades demandan el 43% de la totalidad de agua disponible y el 48% de las aguas destinadas al riego de cultivos se desperdicia como consecuencia de factores tales como la ineficiencia en el uso del recurso hídrico, el deficiente mantenimiento de infraestructuras de suministro, entre otros.

Lo anterior, se traduce en un reto, pero a su vez en una oportunidad para que en el marco de las actividades de alto consumo de agua, como lo son las actividades agrícolas, se implementen de manera eficaz, instrumentos, acciones y prácticas encaminadas a disminuir las problemáticas de desabastecimiento y amenazas de escasez en el país, así como los impactos negativos generados al medio ambiente y a los recursos naturales, como consecuencia de extracciones de agua y descargas contaminantes a las fuentes hídricas, entre otros.

Una de estas herramientas o instrumentos es el Programa para el Uso Eficiente y Ahorro del Agua a cargo de los usuarios del recurso hídrico, creado por la Ley 373 de 1997, el cual abre la posibilidad para que los particulares y actores de distintos sectores económicos (incluido el sector agrícola) creen e implementen proyectos y acciones asociadas a medidas de manejo y gestión para hacer un uso eficiente del agua, como por ejemplo planes de acción para el control de pérdidas en los procesos agrícolas, corrección de filtraciones en tanques de almacenamiento, aprovechamientos de aguas lluvias, sistemas de medición en infraestructuras de abastecimiento, implementación de tecnologías y equipos de bajo consumo, reúso de las aguas residuales tratadas, recirculación del agua para los mismos fines de uso, entre otros. Esto significa que con la obligación de los usuarios del recurso hídrico para implementar este tipo de soluciones, el empresario cuenta con alternativas para crear instrumentos que se encuentren acorde con sus actividades, que le permitan realizar una eficiente gestión del recurso hídrico, disminuyendo así, tanto sus costos de producción como la demanda agregada sobre el agua.

Ahora bien, con la adopción de la Política Nacional para la Gestión Integral del Recurso Hídrico en 2010, el Gobierno estableció como uno de los principios y finalidades de dicha política, el ahorro y uso eficiente del agua, ratificando la urgencia de incluir dentro de las actividades productivas, especialmente las actividades agrícolas o agroindustriales, la implementación del uso eficiente y sostenible del agua a través de diferentes alternativas y medidas de manejo y gestión que sean amigables con el medio ambiente.

Dentro de esas alternativas o medidas, además de la creación de los Programas para el Uso Eficiente y Ahorro del Agua que trata la Ley 373 de 1993, se ha evidenciado el reúso de las aguas residuales tratadas como una de las soluciones ambientales más efectivas y eficientes para el sector agrícola o agroindustrial, toda vez que permite usar de manera segura para nuevas finalidades de usos las aguas residuales, maximizando así la productividad agrícola o agroindustria y de manera paralela minimizando el consumo de agua y su desperdicio.

No obstante, a pesar de que en la práctica, la Resolución No. 1207 de 2014 (norma que regula el reúso en Colombia) presenta algunas dificultades para implementar la reutilización de las aguas residuales, se espera que con el reajuste de dicha norma que se expedirá en los próximos meses, se promueva e incentive más la implementación de esta alternativa como solución ambiental en distintos aspectos, como por ejemplo que se habilite la posibilidad para realizar este tipo de iniciativas cuando no se cuenta con concesión de aguas previa, o cuando el usuario se abastece del servicio público de acueducto o de aguas lluvias (entre otras limitantes que existen hoy en día) con el fin de ampliar los escenarios para implementar el reúso, sólo con los condicionamientos y/o restricciones que sean necesarias para garantizar la reutilización segura de las aguas sin poner en riesgo el cuidado del medio mediante y la salud humana.

De acuerdo con lo anterior, una adecuada gestión del recurso hídrico en las actividades agrícolas a través de la creación e implementación de soluciones ambientales que ofrece la legislación colombiana como lo son la creación de e implementación de Programas para el Uso Eficiente y Ahorro del Agua, desarrollo de prácticas de reúso, etc., permite, entre otras cosas, garantizar la disponibilidad constante y suficiente del recurso hídrico en zonas de difícil acceso o con mayor estrés hídrico, situación que además, puede verse exacerbada por la variabilidad climática y las sequías que de forma inevitable se convertirán en una constante por el cambio climático.

En conclusión, si bien éstas herramientas representan una oportunidad para disminuir la presión que existe sobre el recurso hídrico e impactos negativos al medio ambiente, reducir costos de producción y garantizar la disponibilidad constante de agua para el riego, producción de alimentos y demás actividades agrícolas y agroindustriales, su implementación se presenta a su vez como una necesidad a efectos de preparar a esta industria para afrontar los retos que sobrevendrán como resultado del crecimiento de la población mundial y las necesidades económicas que ello apareja, así como el consecuente aumento en la competencia por la disponibilidad del agua y los mismos retos que impone el cambio climático.

Por lo tanto, de una oportuna cultura empresarial y puesta en práctica de alternativas amigables con el medio ambiente que estén acordes con el ordenamiento jurídico ambiental, dependerá la sostenibilidad del crecimiento económico en el sector agroindustrial, y en gran medida la disponibilidad de agua y mantenimiento de las fuentes hídricas, así como la seguridad alimentaria en el país, entre otros impactos positivos para la salud humana, el medio ambiente y los recursos naturales, en especial el agua.

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