El hundimiento de la reforma laboral: ¿qué sigue?
La reforma laboral, radicada en marzo pasado como uno de los proyectos de ley bandera del gobierno de Gustavo Petro, no logró superar su primer debate por falta de quorum en la sesión de la Comisión Séptima del Senado este 20 de junio.
Si bien este resultado puede interpretarse como un golpe al Gobierno Nacional, pues, de conformidad con la Ley 5ª de 1992 todo proyecto de ley que no haya surtido primer debate antes del cambio de legislatura debe archivarse (con la posibilidad de presentarse en el siguiente periodo); también es cierto, como lo han venido diciendo la Andi, Fenalco y otras instancias gremiales, que en materia laboral asoma una nueva oportunidad para discutir, a través de un debate democrático, amplio y nutrido, las soluciones sostenibles que permitan cambios duraderos y aceptados por la sociedad. En otras palabras, lo que este hundimiento genera, es una oportunidad de actualización y debate.
Esta reforma, que incorpora objetivos alineados a la estabilidad laboral y la contratación, entre otros encaminados hacia la protección laboral de los trabajadores y a introducir cambios en la regulación al trabajo, algunos de ellos relacionados con los contratos por prestación de servicios; es aún la esperanza de un grupo de ponentes que aguarda sea incluida en el decreto presidencial de sesiones extraordinarias, lo que le daría un último chance en esta legislatura. Sin embargo, puede considerarse, con lo sucedido el día martes 20 de junio, como la segunda de las grandes propuestas de reformas sociales del actual gobierno que se hunde, dejando un precedente de necesidad de discusión en contenidos trascendentales como el aumento de los costos salariales y las indemnizaciones en los despidos, que redundarían en recortes de empleos formales significativos en un corto plazo en diferentes sectores y gremios.
La última reforma de esta índole en Colombia fue aprobada hace más de 20 años (Ley 789 de 2002) con pilares como la flexibilización laboral y la implementación de mecanismos para la protección social. Lo anterior, nos sitúa en unas condiciones de oportunidad en la búsqueda de consensos para una actualización pertinente del Código Sustantivo del Trabajo, en aras de favorecer el empleo formal con calidad y fortalecer la estabilidad laboral, entre muchas otras mejoras necesarias para el país. Es conveniente aprovechar la oportunidad democrática para construir un nuevo proyecto, concertado, entre todas las voces de la sociedad, pensando en los trabajadores, en los desempleados, en las personas que trabajan en la informalidad, en los nuevos retos y puestos de trabajos que generarán las nuevas tendencias y tecnologías; y, desde luego, en los empresarios, pues no sobra recordar que los principios constitucionales que rigen el derecho laboral, apuntan a la justicia en las relaciones de trabajo dentro de un espíritu de coordinación económica y equilibrio social
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